Filomena: un diario trágico
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Con muchas ganas regreso al foro después de tres largas, larguísimas, terriblemente intensas semanas de "vacaciones" (las comillas no son gratuitas) en casa de mis suegros. En este tiempo, además de sobrevivir a la pandemia y hacer algo parecido a lo que llamábamos Navidades, he tenido tiempo de liarla en Twitter a costa del peluche de mi hija, vivir bajo un eterno aguacero y tener pesadillas con mis pobres hormigas.
Pobres, pobres hormigas.
Como alguno sabe, hace ahora un mes me regalaron un hormiguero tipo sandwich con una colonia pequeñita de Messor. La emoción de volver al mundo de las hormigas me pudo, me vine arriba y no sé cómo (ejem: sí lo sé) acabé también con un hormiguero Naturcolor y una reina (con una nurse) de Camponotus. Todo bien, salvo por el hecho de que una semana después nos teníamos que ir a Bilbao (vivimos en una aldea remota de Burgos). Así que, después de mucho pensarlo, sin saber muy bien qué era mejor (dejarlas en la casa de Burgos tres semanas o llevármelas conmigo), opté por dejarlas aquí. Con agua y comida, en la medida de lo posible.
Efectivamente: "aquí". Porque hoy he vuelto, como he dicho al principio, a la casa de Burgos.
Hemos llegado, he sacado a la niña y a la gata del coche, he encendido la caldera y la chimenea (menos seis graditos teníamos en el exterior), y cuando más o menos nos hemos asentado de nuevo en el hogar, he subido a ver a las hormigas. Dejé a las Messor dentro del hormiguero Natur -en un volquete clásico- y a las Camponotus, aún dentro del tubo pero abierto, dentro del hormiguero de arena.
Claro: con lo que no contábamos era con Filomena.
Por ese motivo, cuando he abierto la caja con mis pequeñas amigas, estaban todas muertas del todo, congeladas, encogidas. La reina Camponotus y su colega, panza arriba todavía en el tubo. La reina Messor, rodeada de hormiguitas muertas, en el mismo sitio donde la dejé. Quedaba agua y comida, pero en esta casa, que al llegar tenía exactamente cero grados en el salón (ni frío ni calor), sé que se ha llegado a estar a menos cinco o menos siete grados. Un auténtico desastre.
Mi mujer y mi hija, conscientes de mi malestar, se han ido a dar un paseo. Yo he decidido limpiar los hormigueros.
Pobres, pobres hormigas.
Como alguno sabe, hace ahora un mes me regalaron un hormiguero tipo sandwich con una colonia pequeñita de Messor. La emoción de volver al mundo de las hormigas me pudo, me vine arriba y no sé cómo (ejem: sí lo sé) acabé también con un hormiguero Naturcolor y una reina (con una nurse) de Camponotus. Todo bien, salvo por el hecho de que una semana después nos teníamos que ir a Bilbao (vivimos en una aldea remota de Burgos). Así que, después de mucho pensarlo, sin saber muy bien qué era mejor (dejarlas en la casa de Burgos tres semanas o llevármelas conmigo), opté por dejarlas aquí. Con agua y comida, en la medida de lo posible.
Efectivamente: "aquí". Porque hoy he vuelto, como he dicho al principio, a la casa de Burgos.
Hemos llegado, he sacado a la niña y a la gata del coche, he encendido la caldera y la chimenea (menos seis graditos teníamos en el exterior), y cuando más o menos nos hemos asentado de nuevo en el hogar, he subido a ver a las hormigas. Dejé a las Messor dentro del hormiguero Natur -en un volquete clásico- y a las Camponotus, aún dentro del tubo pero abierto, dentro del hormiguero de arena.
Claro: con lo que no contábamos era con Filomena.
Por ese motivo, cuando he abierto la caja con mis pequeñas amigas, estaban todas muertas del todo, congeladas, encogidas. La reina Camponotus y su colega, panza arriba todavía en el tubo. La reina Messor, rodeada de hormiguitas muertas, en el mismo sitio donde la dejé. Quedaba agua y comida, pero en esta casa, que al llegar tenía exactamente cero grados en el salón (ni frío ni calor), sé que se ha llegado a estar a menos cinco o menos siete grados. Un auténtico desastre.
Mi mujer y mi hija, conscientes de mi malestar, se han ido a dar un paseo. Yo he decidido limpiar los hormigueros.
Aquí solo hablo de hormigas y alrededores. Para todo lo demás, Twitter: @ivanrepila
Diario de Filomena (mis aventuras con las hormigas)
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Total, que procedo al entierro.
Sobre la mesa del txoko, monto un mantel de servilletas de papel. Traigo los dos hormigueros. Los reviso: todas tiesas.
Abro la ventanita del NaturColor y hago volquete. Caen todas las hormigas muertas, las semillas, todo. Vacío el agua restante del bebedero y del tubo conectado a la esponja. Digo unas palabras. Me pongo triste y me cago en el puto temporal de frío histórico. ¿No teníamos suficiente con la pandemia?
Me pongo a limpiar los restos de comida y de porquería de la zona de forrajeo.
Sobre la mesa del txoko, monto un mantel de servilletas de papel. Traigo los dos hormigueros. Los reviso: todas tiesas.
Abro la ventanita del NaturColor y hago volquete. Caen todas las hormigas muertas, las semillas, todo. Vacío el agua restante del bebedero y del tubo conectado a la esponja. Digo unas palabras. Me pongo triste y me cago en el puto temporal de frío histórico. ¿No teníamos suficiente con la pandemia?
Me pongo a limpiar los restos de comida y de porquería de la zona de forrajeo.
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Y mientras estoy limpiando, tratando de sacar el engrudo de semillas, potaje vitamínico y agua del rectángulo, de repente...
La reina Messor mueve las patitas, se da la vuelta y empieza a pasearse por la servilleta. Otras dos hormigas pequeñitas hacen lo mismo. el resto se mantienen muertas, como esperaba.
Me da un ataque, claro.
La reina Messor mueve las patitas, se da la vuelta y empieza a pasearse por la servilleta. Otras dos hormigas pequeñitas hacen lo mismo. el resto se mantienen muertas, como esperaba.
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De forma instintiva, sin soltar el maldito hormiguero y mirando cómo la reina Messor se va de PASEO, se me ocurre mirar de reojo el tubo de ensayo (dentro del sandwich) donde estaban la reina Camponotus y su amiga, TEÓRICAMENTE FIAMBRES.
Están bebiendo agua.
Infarto.
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Uno cree que está preparado para algo así. La teoría dice que hay que mantener la sangre fría, actuar rápido y sin dudas, ser preciso.
Bueno: la práctica es otra cosa.
En esos momentos, di una especie de grito absurdo de alegría y quise contárselo a mi mujer, que no estaba. Grito para una casa vacía y seguramente asusto a las hormigas y a la gata. La reina Messor sigue a lo suyo. Una de las dos messor pequeñitas vivas se escapa de las servilletas. Tengo los dedos manchados y el maldito hormiguero TODAVÍA en la mano, como pegado a ella. Obviamente, con una sola mano es difícil ser hábil, más todavía cuando, como todo el mundo sabe, los zurdos somos un poco torpes por naturaleza.
Así que actúo: con ojo en la reina y otro en la hormiga que está investigando la mesa, limpio malamente (tra-tra) el hormiguero sin mirarlo, a lo loco. Cuando considero que está más o menos adecentado, cojo el pequeño tubo de ensayo que funciona como bebedero, lo vacío TIRANDO EL AGUA AL AIRE, en plan médico de guerra, y meto a la reina dentro. Luego, meto de nuevo a la reina en el hormiguero y rescato a las dos messor vivas. Al hormiguero ella también.
Respiro. Pero todavía queda mucho por hacer.
Bueno: la práctica es otra cosa.
En esos momentos, di una especie de grito absurdo de alegría y quise contárselo a mi mujer, que no estaba. Grito para una casa vacía y seguramente asusto a las hormigas y a la gata. La reina Messor sigue a lo suyo. Una de las dos messor pequeñitas vivas se escapa de las servilletas. Tengo los dedos manchados y el maldito hormiguero TODAVÍA en la mano, como pegado a ella. Obviamente, con una sola mano es difícil ser hábil, más todavía cuando, como todo el mundo sabe, los zurdos somos un poco torpes por naturaleza.
Así que actúo: con ojo en la reina y otro en la hormiga que está investigando la mesa, limpio malamente (tra-tra) el hormiguero sin mirarlo, a lo loco. Cuando considero que está más o menos adecentado, cojo el pequeño tubo de ensayo que funciona como bebedero, lo vacío TIRANDO EL AGUA AL AIRE, en plan médico de guerra, y meto a la reina dentro. Luego, meto de nuevo a la reina en el hormiguero y rescato a las dos messor vivas. Al hormiguero ella también.
Respiro. Pero todavía queda mucho por hacer.
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Decido que lo mejor es centrarse. Me cuesta, pero lo consigo. Dejo de temblar como un niño.
¿Qué hago? Tengo a una reina seguramente con hipotermia y a dos messor enanas a las que les quedan dos telediarios, sospecho. Solución: llegan los Reyes Magos.
Esto quiere decir: les pongo agua de nuevo, les echo un montón de semillas de césped y un par de gotas de jarabe proteínico. Relleno el contenedor de agua y compruebo que empapa bien la segunda esponja. No les canto una ranchera de milagro. Cierro el hormiguero, lo devuelvo a su caja y lo subo, TAPADO CON MANTITAS POR ENCIMA Y POR DEBAJO, a la segunda planta, cerca del tiro de la chimenea.
No pongo tanto cuidado ni cuando me afeito, os lo juro.
¿Qué hago? Tengo a una reina seguramente con hipotermia y a dos messor enanas a las que les quedan dos telediarios, sospecho. Solución: llegan los Reyes Magos.
Esto quiere decir: les pongo agua de nuevo, les echo un montón de semillas de césped y un par de gotas de jarabe proteínico. Relleno el contenedor de agua y compruebo que empapa bien la segunda esponja. No les canto una ranchera de milagro. Cierro el hormiguero, lo devuelvo a su caja y lo subo, TAPADO CON MANTITAS POR ENCIMA Y POR DEBAJO, a la segunda planta, cerca del tiro de la chimenea.
No pongo tanto cuidado ni cuando me afeito, os lo juro.
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Después del Operativo Messor, vuelvo los ojos hacia el tubo de ensayo (dentro del sandwich de arena) donde también han RESUCITADO la reina Camponotus H y su nurse, aunque llamar "nurse" a semejante bicho me resulta un poco cómico.
Como parecen felices (bueno: al menos, VIVAS) no las lío demasiado: agrego un poco de agua a la arena, marco un agujero por donde pueden meterse si en algún momento les place salir del tubo y les pongo una gota de jarabe con agua y azúcar. Cierro el hormiguero y repito el proceso que he llevado a cabo con las otras: oscuridad, temperatura razonable y abandono tranquilo.
Decido que la reina camponotus se llama Filomena y la reina messor Rigormortis.
Sigo con mi vida.
Como parecen felices (bueno: al menos, VIVAS) no las lío demasiado: agrego un poco de agua a la arena, marco un agujero por donde pueden meterse si en algún momento les place salir del tubo y les pongo una gota de jarabe con agua y azúcar. Cierro el hormiguero y repito el proceso que he llevado a cabo con las otras: oscuridad, temperatura razonable y abandono tranquilo.
Decido que la reina camponotus se llama Filomena y la reina messor Rigormortis.
Sigo con mi vida.
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Han pasado 9 días desde aquel histórico momento. Actualización.
Filomena y su nurse han abandonado el tubo y se han metido (bueno, lo supongo) dentro de la arena. Tengo el hormiguero tapado con cartulina negra -excepto la zona de forrajeo-, de modo que no puedo verlas (no he descubierto en ningún momento las cartulinas). Sé que al menos la nurse está viva, porque la he visto alguna vez pasearse entre la arena decorativa y las piedras. Entra y sale a toda velocidad. Ayer por la tarde cacé una mosca y se la metí. Por la noche la mosca no estaba, y supuse que la habían llevado adentro. Esta mañana la mosca estaba otra vez fuera, en un extremo de la zona de forrajeo. He puesto una gotita de agua con azúcar y me he olvidado. ¿Qué comen las camponotus herculeanus cuando no hay agua con azúcar? Iré probando con bichos: de eso, por aquí, no falta.
El caso de Rigormortis parece más trágico. He abierto un par de veces el hormiguero (os recuerdo que está tapado por mantitas y trapos, excepto la caja de forrajeo) para comprobar que tienen semillas y humedad suficiente. La reina se ha movido, y la nurse también, aunque sospecho que a esta última no le queda mucho, porque es nurse, porque es muy pequeña y porque, bueno, no sale a la caja de forrajeo, donde hay agua con azúcar y jarabe, nunca. Sigue sin haber huevos. Mantengo la esperanza por las fechas que son (diapausa, enero, depresión pandémica) y porque soy optimista, pero comparadas con las camponotus estas parecen el amigo que siempre se retira pronto a casa. Como con las otras, he decidido dejarlas en paz unos días, a ver cómo avanza la cosa.
Seguiremos informando, amigues.
Filomena y su nurse han abandonado el tubo y se han metido (bueno, lo supongo) dentro de la arena. Tengo el hormiguero tapado con cartulina negra -excepto la zona de forrajeo-, de modo que no puedo verlas (no he descubierto en ningún momento las cartulinas). Sé que al menos la nurse está viva, porque la he visto alguna vez pasearse entre la arena decorativa y las piedras. Entra y sale a toda velocidad. Ayer por la tarde cacé una mosca y se la metí. Por la noche la mosca no estaba, y supuse que la habían llevado adentro. Esta mañana la mosca estaba otra vez fuera, en un extremo de la zona de forrajeo. He puesto una gotita de agua con azúcar y me he olvidado. ¿Qué comen las camponotus herculeanus cuando no hay agua con azúcar? Iré probando con bichos: de eso, por aquí, no falta.
El caso de Rigormortis parece más trágico. He abierto un par de veces el hormiguero (os recuerdo que está tapado por mantitas y trapos, excepto la caja de forrajeo) para comprobar que tienen semillas y humedad suficiente. La reina se ha movido, y la nurse también, aunque sospecho que a esta última no le queda mucho, porque es nurse, porque es muy pequeña y porque, bueno, no sale a la caja de forrajeo, donde hay agua con azúcar y jarabe, nunca. Sigue sin haber huevos. Mantengo la esperanza por las fechas que son (diapausa, enero, depresión pandémica) y porque soy optimista, pero comparadas con las camponotus estas parecen el amigo que siempre se retira pronto a casa. Como con las otras, he decidido dejarlas en paz unos días, a ver cómo avanza la cosa.
Seguiremos informando, amigues.
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Filomena: un diario trágico
Dos semanas después de aquella aventura he decidido echar un vistazo.
La movida es que hacía tres días, más o menos, que no veía a la nurse/obrera de camponotus (me refiero a la zona de forrajeo del sandwich de arena). No la he visto beber agua, ni la gotita de jarabe con agua y azúcar, ni nada. Como todo está siendo bastante trágico, en general, he dado por supuesto que ella y su reina habían llegado al cielo de las hormigas, así que me he atrevido a despegar las cartulinas y mirar. Y demonios: ahí siguen las dos, a su rollo, tres centímetros por debajo del nivel de la superficie, tan panchas. Entonces me he dado cuenta de algo: hay bastante arena junto al agujero de entrada. No me había fijado porque mi tendencia es buscar a la hormiga, no observar el escenario. Cuando digo "bastante" me refiero a una cantidad equivalente, en tamaño, a 50 veces la obrera (o nurse, qué sé yo). Lo que significa, asumiendo que la reina no va a salir de ahí nunca salvo que las mude, que TOOOOODA esa arena la ha sacado UNA SOLA HORMIGA en dos o tres días. ¡Una! Os lo juro, amigues: ojalá tuviera yo esa capacidad de trabajo. Así que nada: he cerrado las compuertas, y que sean felices. De momento no voy a darles más comida, al menos hasta dentro de unos días. Aunque si cazo una mosca de esas de la fruta se la dejo caer, jiji.
Con las messor la historia es lánguida, supongo. La reina sigue viva, y también la nurse microscópica que la acompaña (que supongo morirá en breve). Ninguna sale a la zona de forrajeo (hormiguero NaturColor con esponja y depósito: la humedad se mantiene estable): no tocan las semillas, ni el agua, ni el trozo de uva que les puse y luego retiré, ni el agua azucarada. Ni rastro de huevos o de actividad. Bastante me parece que hayan resistido estos dos meses, eso es cierto. Pero me da dolor de corazón ver que no se anima la cosa, ahora que ya está subiendo lentamente la temperatura. Esperaremos, a ver.
Seguiremos informando.
La movida es que hacía tres días, más o menos, que no veía a la nurse/obrera de camponotus (me refiero a la zona de forrajeo del sandwich de arena). No la he visto beber agua, ni la gotita de jarabe con agua y azúcar, ni nada. Como todo está siendo bastante trágico, en general, he dado por supuesto que ella y su reina habían llegado al cielo de las hormigas, así que me he atrevido a despegar las cartulinas y mirar. Y demonios: ahí siguen las dos, a su rollo, tres centímetros por debajo del nivel de la superficie, tan panchas. Entonces me he dado cuenta de algo: hay bastante arena junto al agujero de entrada. No me había fijado porque mi tendencia es buscar a la hormiga, no observar el escenario. Cuando digo "bastante" me refiero a una cantidad equivalente, en tamaño, a 50 veces la obrera (o nurse, qué sé yo). Lo que significa, asumiendo que la reina no va a salir de ahí nunca salvo que las mude, que TOOOOODA esa arena la ha sacado UNA SOLA HORMIGA en dos o tres días. ¡Una! Os lo juro, amigues: ojalá tuviera yo esa capacidad de trabajo. Así que nada: he cerrado las compuertas, y que sean felices. De momento no voy a darles más comida, al menos hasta dentro de unos días. Aunque si cazo una mosca de esas de la fruta se la dejo caer, jiji.
Con las messor la historia es lánguida, supongo. La reina sigue viva, y también la nurse microscópica que la acompaña (que supongo morirá en breve). Ninguna sale a la zona de forrajeo (hormiguero NaturColor con esponja y depósito: la humedad se mantiene estable): no tocan las semillas, ni el agua, ni el trozo de uva que les puse y luego retiré, ni el agua azucarada. Ni rastro de huevos o de actividad. Bastante me parece que hayan resistido estos dos meses, eso es cierto. Pero me da dolor de corazón ver que no se anima la cosa, ahora que ya está subiendo lentamente la temperatura. Esperaremos, a ver.
Seguiremos informando.
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Filomena: un diario trágico
Dijimos que este era un diario trágico, y no vamos a perder el ritmo.
Como os leí a los profesionales que lo mejor era dejar en paz a las hormigas, lo cierto es que estos últimos días mi rutina con ellas apenas consistía en vigilar el agua y la humedad. Total, hace un frío del carajo, estarán en modo congelador. En el caso de Fillomena (camponotus, arena), dejé de ver a la pequeña. Puse un trozo de lombriz y ni caso. La quité a las 24 horas. En el caso de Rigormortis (messor, esponja con depósito) el agua seguía bajando. Todo controlado, pensé.
JA.
Como os leí a los profesionales que lo mejor era dejar en paz a las hormigas, lo cierto es que estos últimos días mi rutina con ellas apenas consistía en vigilar el agua y la humedad. Total, hace un frío del carajo, estarán en modo congelador. En el caso de Fillomena (camponotus, arena), dejé de ver a la pequeña. Puse un trozo de lombriz y ni caso. La quité a las 24 horas. En el caso de Rigormortis (messor, esponja con depósito) el agua seguía bajando. Todo controlado, pensé.
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Filomena: un diario trágico
Ayer tuve la ocurrencia de ECHAR UN VISTAZO. Pequé, es cierto, pero yo qué sé.
Con Filomena todo genial: ella y su ayudanta siguen a su aire, y la galería en la arena ha trazado una curva, de modo que, en el mínimo vistazo que eché, pude ver que estaban vivas y acurrucadas en una L (que imagino habrá realizado esa pobre obrera sacrificada). No quise ni acercarme a ver si había huevos ni nada. Mi objetivo es cazar una mosca. Me paso el día intentando cazar moscas. Mi mujer y mi hija me miran raro. Me he pasado el verano matando moscas y ahora ni una, demonios. Los vecinos también me miran raro cuando me ven con un tubo en la zona de los contenedores. No me juzguéis.
Pero pasamos a Rigormorits. Y entonces retiro las mantas y la pieza roja del hormiguero. Y entonces...
Con Filomena todo genial: ella y su ayudanta siguen a su aire, y la galería en la arena ha trazado una curva, de modo que, en el mínimo vistazo que eché, pude ver que estaban vivas y acurrucadas en una L (que imagino habrá realizado esa pobre obrera sacrificada). No quise ni acercarme a ver si había huevos ni nada. Mi objetivo es cazar una mosca. Me paso el día intentando cazar moscas. Mi mujer y mi hija me miran raro. Me he pasado el verano matando moscas y ahora ni una, demonios. Los vecinos también me miran raro cuando me ven con un tubo en la zona de los contenedores. No me juzguéis.
Pero pasamos a Rigormorits. Y entonces retiro las mantas y la pieza roja del hormiguero. Y entonces...
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Os prometo que hice caso de las recomendaciones. Os lo juro.
Creo que fue con una botella de 1906, de hecho. Vacía, claro. Puse las semillas de césped (¡se suponía que eran las que más les gustaban!) sobre la mesa, volqué la botella, la hice rodar, apreté con fuerza, volví a hacerla rodar...
Cuando repentinamente me vi obligado (ver más arriba) a lanzar a Rigormortis y su nurse al hormiguero, con todo aquel estrés, también eché semillas. Eché un poco de todo, lo sabéis. Las hormigas entraron dentro del hormiguero y varias semillas (seis, ocho, diez) fueron arrastradas por ellas o por mi torpeza. Semillas que quedaron en la primera galería, todo hay que decirlo (las dos hormigas fueron hacia la zona de esponja y ahí han estado viviendo... hasta ayer). No le di importancia.
Ay, atontao...
Creo que fue con una botella de 1906, de hecho. Vacía, claro. Puse las semillas de césped (¡se suponía que eran las que más les gustaban!) sobre la mesa, volqué la botella, la hice rodar, apreté con fuerza, volví a hacerla rodar...
Cuando repentinamente me vi obligado (ver más arriba) a lanzar a Rigormortis y su nurse al hormiguero, con todo aquel estrés, también eché semillas. Eché un poco de todo, lo sabéis. Las hormigas entraron dentro del hormiguero y varias semillas (seis, ocho, diez) fueron arrastradas por ellas o por mi torpeza. Semillas que quedaron en la primera galería, todo hay que decirlo (las dos hormigas fueron hacia la zona de esponja y ahí han estado viviendo... hasta ayer). No le di importancia.
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Total, que descubro el hormiguero.
¿Y qué me encuentro?
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Lo justo es decir que la humedad en el hormiguero NaturColor de esponja con depósito, al menos en esta casa, funciona DE LA HOSTIA.
Porque de otro modo sería inexplicable que me encontrara LA MALDITA SELVA AMAZÓNICA dentro del hormiguero, claro.
Porque de otro modo sería inexplicable que me encontrara LA MALDITA SELVA AMAZÓNICA dentro del hormiguero, claro.
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Total, que aquí llega el primer desastre (de dos). Lo que descubro es que el césped ha crecido a lo grande: las hojas alcanzan la zona central donde está la esponja e incluso salen por el agujero que conecta el hormiguero con la zona de forrajeo incorporada. Veo a Rigormortis y su nurse arrinconadas entre las hojas. Pego un bufido de rabia. Esto solo puede ir a peor, pienso, así que hago algo que pensé que no podría hacer: desmonto el hormiguero para sacar toda la hierba antes de que lo cubra todo.
¿Cuántos tornillos tiene ese hormiguero? Muchos, para un zurdo.
Cuando consigo abrirlo, con un palito de algodón y mucho cuidado logro pescar a las dos hormigas y meterlas en un tubo de ensayo (agua, algodón, tres semillas). Las meto en una caja, a las pobres. cuánto estrés en apenas tres meses.
Luego limpio el hormiguero, lo vacío y lo dejo airearse. «Ya habrá tiempo para usarlo», me digo.
Tres días después, Rigormortis ha fallecido.
¿Cuántos tornillos tiene ese hormiguero? Muchos, para un zurdo.
Cuando consigo abrirlo, con un palito de algodón y mucho cuidado logro pescar a las dos hormigas y meterlas en un tubo de ensayo (agua, algodón, tres semillas). Las meto en una caja, a las pobres. cuánto estrés en apenas tres meses.
Luego limpio el hormiguero, lo vacío y lo dejo airearse. «Ya habrá tiempo para usarlo», me digo.
Tres días después, Rigormortis ha fallecido.
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