Tomé la segunda opción, como mi habitación daba a un espacio de baldosas entre un minijardín y la fachada del edificio, las tiré por la ventana y el tubo de ensayo que era de cristal se rompió y algodón de la humedad salió disparado a poca distancia, en consecuencia quedaron libres y pudieron escapar. Al cabo de unas horas bajé a unos recados y de camino vi una hilera de obreras y majors transportando cría a un agujero, pero no vía a la reina. Ese es mi consuelo, que a pesar de todo han sobrevivido y he contribuido a que haya más de esta especie por mi zona

Me sentí supermal al hacer esto, no le deseo a nadie tener que pasar por ello, pero de todo en esta vida se aprende, no volveré a escatimar detalles a la hora de hacer una caja de forrajeo, sellaré todo agujero y tendré siempre el loctite y el algodón cerca para hacer algodón petrificado, por si acaso.
A pesar del mal trago, pienso repetir con esta especie porque me ha encantado
