
La escena representaba a las legendarias hormigas extractoras de oro, de las que se venía hablando desde Herodoto, Plinio o Estrabón. Nótese la forma tan distinta que adopta dicha hormiga en la edición de 1534 del Hortus Sanitatis (obra publicada originalmente en 1491):

Los relatos de esta leyenda referían la existencia de unas hormigas agresivas tan grandes como zorros, perros o gatos. Y mientras el Hortus refleja como un espejo las palabras de los clásicos, Münster decide pintar la hormiga tal como la ve al natural. Eso sí, conservando el tamaño gigantesco que la iguala a los árboles de la escena.