Humedecida la tierra del primer nido, instalaba allí una colonia de Aphaenogaster senilis. Mi objetivo era observar si había alguna dirección privilegiada en el avance de la construcción de galerías. Sabido es la orientación Este-Oeste del eje principal de los domos o montículos de arena que forman varias especies de hormigas, o la orientación (posiblemente basada en la percepción del campo magnético) de algunos termiteros.
Cuando pasados unos días se secaba la tierra y el periodo activo de construcción de galerías había terminado, levantaba el cristal y provocaba la salida del hormiguero hacia el segundo nido, cuya tierra acababa de humedecer, iniciándose de esta forma un nuevo periodo de construcción.
Este diseño experimental permitía poner una hoja transparente de acetato sobre el cristal, e ir trazando periódicamente sobre ella los perfiles de las galerías que iban construyendo.
El dato que creí apreciar fue el siguiente: en una primera fase las hormigas sacaban tierra afuera del nido. Pero, posteriormente, observé cómo las galerías iban cambiando su forma y dirección sin necesidad de sacar tierra al exterior. Es decir, las hormigas redistribuían los granitos de tierra: quitaban de aquí y los ponían allá, alterando el espacio interior de la vivienda.
Para hacer más gráfico este concepto, he hecho este diagrama, donde cada cuadrícula representa un grano de arena. La galería original es el rectángulo limitado por la línea roja discontinua (entre los puntos (l, 1), (n, 1), (l, 34) y (n, 34)). En amarillo, los granos de tierra desplazados a la derecha; en blanco, la nueva galería obtenida tras la redistribución, de igual superficie que la original.