Esta es una breve historia de terror: estáis avisados.

Mis hormigas viven en mi despacho. Una habitación cerrada siempre para que no entren ni la niña ni la gata. Además, las tengo organizadas por alturas en una estantería, de tal modo que alcanzar las primeras no es fácil para alguien pequeño.

Excepto para un niño de 7 años demasiado curioso.

Total, que hace unas semanas damos una fiesta, algo que no hacemos nunca porque nuestras cuadrillas viven lejos. Vienen amigos y amigas y un par de críos. Todos saben que en mi casa hay hormigas, y que al despacho solo se entra conmigo. Obviamente, me despreocupo mientras preparo canapés y abro botellas de vino.

Pues bien: no ha pasado ni media hora desde que han llegado las primeras invitadas (con el hijo de 7 años: llamémoslo Herodes), cuando Herodes viene a buscarme a la cocina y me dice algo que no entiendo bien. Algo de que las hormigas se han dado la vuelta al regarlas.

Repasemos: LAS HORMIGAS SE HAN DADO LA VUELTA AL REGARLAS.

Lo primero que pienso es que está hablando de las plantas de la terraza. O de que quiere ver las hormigas. O de que quiere jugar a algo. No sé. Es un niño, son misteriosos.

Pero algo me intriga, y desde la cocina asomo la cabeza esperando encontrar, como siempre, la puerta del despacho cerrada. Os juro que hago el gesto por pura inercia, sin ansiedad, confiado.

Como imagináis, desde la cocina veo que la puerta del despacho está abierta. Abierta. Esa puerta nunca está abierta.

Entonces recuerdo: LAS HORMIGAS SE HAN DADO LA VUELTA NOSÉQUÉ REGARLAS NOSÉCUÁNTOS.

Herodes, te mato, amiguito.

Salgo corriendo.

Recorro el pasillo a saltos, pasando por encima de Herodes, aterrorizado. Herodes detrás, interesado en mi carrera, no especialmente culposo. Es un niño: verme a punto de infartar le divierte.

Entro en el despacho, giro la cabeza y miro la estantería. Todo parece normal.

Respiro.

¿Todo?

No. Ojo. No. Hay un charquito en la base. Pequeño. Un charquito imposible. No debería haber agua junto a la estantería. Tengo una botella de agua mineral para las hormigas pero está debajo del escriOH NO. LA BOTELLA ESTÁ ABIERTA.

Herodes, te mato, amiguito.

Entonces dibujo un arco con la mirada: de la botella al charquito, del charquito a la estantería. Sigo sin ver nada raro.

Ah, no.

NO.

Abajo, en una de las cajas donde guardo cosillas (arena, herramientas, algodón…) veo UNO DE LOS HORMIGUEROS DE MESSOR.

Caído. Boca abajo. A dos estantes de su lugar.

Herodes empieza a hablar y quiere cogerlo.

Le digo que se calle, por favor, y que no se mueva. Es el hijo de unas amigas. Es un niño. Amigo: quédate ahí. Ahora hablamos.

Recojo el hormiguero: la caja de forrajeo está empapada. Hay hormigas muertas, pegadas a las paredes. Se han volcado los bebederos y los comederos. Hay semillas vomitadas del nido. El interior es una rave de hormigas y larvas y huevos y semillas, todas mezcladas, enloquecidas. Por supuesto, el depósito de la seta está vacío. Todo está AL REVÉS.

Herodes, amigo mío…

Es un maldito caos.

Averiguo lo que ha pasado:

Herodes ha entrado en el despacho y ha decidido que, como hacía calor, había que regar (sic) las hormigas. Ha cogido el hormiguero y la botella de agua, ha abierto el forrajeo, ha echado agua y luego, claro, es un niño, se le ha caído el hormiguero POR EL PESO DEL AGUA.

Y luego ha venido a la cocina a contármelo.

Con impostada calma, le pido a Herodes que abandone la habitación y me quedo arreglando el desastre.

En fin. Luego salgo. Una de las madres del chaval me pregunta qué tal, qué ha pasado.

¿Qué le digo?

«No hay que regar las hormigas.»

IvanRep escribió: ↑18 Jun 2022 21:35 «No hay que regar las hormigas.»

Valla, una historia graciosa y a la vez trágica
¿Terminaron bien las hormigas?
Me sorprende mucho dos cosas el comportamiento de un niño de 7 años (Que técnicamente es consciente y que aparte estaba en una casa ajena) y la tranquilidad aparente con la que te tomaste el caso, yo siempre me molesto que mi hermana haga cosas como echarle arañas que caza ella a las hormigas mías o echar hormigas de otra colonia del jardín (Formando así una batalla campal ) y por cosas así ya perdí en su tiempo dos colonias messor, luego subí las colonias al desván y allí ya mi hermana no subía porque era muy perezosa

Pues buena suerte con esa colonia/maceta, recuerda dejar la puerta con pestillo

Lo del pestillo lo he pensado, pero me la acabarán abriendo seguro, jajaja.

Por suerte, la colonia ha resistido el tsunami infantil. Y bueno, la verdad es que mantuve la calma porque era una fiesta, porque había invitados, porque comprendo que a la mayoría de la gente le da igual que se mueran unas cuantas hormigas y porque me sentía incómodo de montar un escándalo, pero te juro que por dentro estaba de bastante mala leche. Pero claro: es muy difícil verbalizar, salvo a gente como la que habita este foro, cómo se vive la afición y lo mucho que nos importan nuestras pequeñas amigas.

¡Feliz domingo!

P´aBernos matao,,,

Modo coña ON:

No, si ya lo dijo alguien hace tiempo: "Dejad que los niños se acerquen a mi,,, a ver si se acerca el morenillo de los pelos de escarola, el que me dio la patada en la espinilla, que ya verás tu ya. La del Pulpo le voy a dar".

Y bueno, en mis tiempos, cuando quedábamos la pandilla o así (con entre 12/14 crí@s y prácticamente de las mismas edades; por pares). Yo siempre me aseguraba de que la cocina fuese de gas, preferiblemente de butano/propano. Nada más llegar, se les da un par de pasaditas por el gas abierto (al mínimo, eso sí), y a dormir sus buenas 5/6 horitas seguidas. ¡OjO!: Gas del tipo "ciudad" NO; que es demasiado fuerte,,,

Hay que remarcar que en aquellos tiempos no había ni "dormiLina", ni jarabes de melanina ni otras gaitas fritas; apostrofo,,,

IvanRep escribió: ↑18 Jun 2022 21:35 «No hay que regar las hormigas.»

A mi me hace eso y tenga 7 años o sea un bebé tal vez lo hubiera regado yo en la bañera