La casualidad -encontrar una reina Messor desamparada-, me ha facilitado empezar por primera vez un diario aquí en La Marabunta
Este ha sido el lugar donde la he recogido.

Ya estaba sin alas, deambulaba un poco desorientada cerca de un nido de Messor barbarus por un camino que conduce a la parte trasera del cementerio.

Me hace mucha ilusión cuidarla, ya que hace muchos años, de niño, tuve varios nidos de Messor, pero nunca una reina. Así que empiezo la historia desde el principio.