Mi historia comienza con 16 tubos de ensayo.

Después de las lluvias del sábado pasado en Madrid, supuse que para el mediodía del domingo podría recoger alguna reina despistada, y así fue que me llevé a mi novia de excursión a Ciudad Universitaria, donde ya tenía localizados algunos nidos de messor.

En un primer vistazo, comprobamos que los nidos estaban activos, pero en plan trabajador: una semillita por aquí, un insecto por allá... Nada de alados. Eran las 11.30h. PERO a eso de las 12.15h. cuando ya estábamos a punto de marcharnos, veo desplegarse los primeros alados. Y cada vez más. Estábamos de suerte.

Dimos un paseo y tomamos el sol. Después, fuimos a capturar alguna reina, si se dejaba. Y tuvimos suerte: cerca de la carretera vimos muchas reinas sin alas, por el suelo, y las recogimos (es un decir: las cogió todas mi novia, que al parecer se mueve como pez en el agua en el ambiente silvestre... será porque es Madeirense), hasta un total de 13. Creo que todas son Messor Barbarus, pero no estoy muy seguro. Hay una que tiene la cabeza más roja que las demás, y no sé si eso será significativo.

Además de las 13 messor, cogí dos más que no conocía, y que creo haber identificado como crematogaster scutellaris, aunque no estoy seguro de que sean reinas: tienen la cabeza roja, y el abdomen como un corazón y mucho más grande que el resto del cuerpo, pero son taaaaaaan pequeñitas. Si alguien puede avisarme de que NO son reinas se lo agradeceré: así las dejaré en el parque. Una de estas pequeñas estaba siendo devorada por seis messor cuando la vi. Las aparté con un palito al grito de ¡¡dejadla!! y la guardé.

Llegué a casa y, hace dos días, una vez comprados los tubos de ensayo, las distribuí en casitas.

La cosa está como sigue:

En una caja de zapatos, sobre el armario, en dos hileras superpuestas separadas por cartones doblados a modo de abanico, cohabitan 16 tubos de ensayo.

Cada uno tiene dentro agua, algodón y una hormiga. En el tapón he perforado dos agujeros para que no haya problemas de ventilación.

Cada tubo de ensayo tiene un nombre:
- Alcázar, messor. Le puse este nombre porque fue donde la encontré, hace dos semanas. Fue la primera. Ay...
- Bilbao, messor.
- Berna, messor.
- Nápoles, messor.
- Sydney, messor.
- Lisboa, messor.
- Rabat, messor.
- Marsella, messor. Esta es especialmente violenta. Salvaje. Por eso le puse Marsella.
- Londres, messor.
- Paris, messor.
- Bogotá, messor.
- Argel, messor.
- ..., messor.
- ..., messor.
- Berlin, crematogaster. Posible reina, o no.
- Dama, crematogaster. Le puse este nombre porque fue la que encontré siendo devorada y pensé en ella como una "Dama en apuros". Qué tontería, pero en fin. Le faltan tres patas, y no anda mucho. Temo que no sobrevivirá demasiado.

Ahora, a esperar. Mantendré correspondencia con este diario con las novedades.

Abrazos.

Sé bien que por esa pequeña tragedia del servidor se han perdido los post que colgué sobre mis 16 niñas (incluyendo mis aventuras con los tubos de ensayo, lo que aprendí al cambiarlas, los huevos que tuvo la crema Berlin y que luego se comió...). Así que, a la vista de que me he pasado bastante tiempo fuera de casa y ha habido cambios, enseguida os cuento las novedades.

Total, que regreso de un laaaargo viaje, dejando como mes y medio a mis 16 reinas en sus casitas, y cuando abro la caja descubro que todas están vivas, les queda agua (todavía) y no hay señales de hongos ni nada raro en el algodón.

Cierro y vivo mi vida.

Ayer, dos semanas después de esa visita y con otro viaje por el medio, vuelvo a abrir la caja, esta vez para mirar con más detalle, y descubro que varias de ellas han puesto huevos. Las messor, varias de ellas (hoy o mañana listaré quiénes y cuántos), y la cremas que ya había puesto y se los había comido, ha vuelto a poner un montoncito.

Qué grandes, y qué buenas. Y qué supervivientes. Las 16. Incluso la que estaba moribunda desde el primer día.

O sea, que a dos meses de la recogida: todas vivas, se mueven, tienen huevos, no hay rastro de hongos, ni de sed, y todo guay. Este finde les pondré una gotita de agua con azúcar de regalo navideño. Hala.

abrazos a todos.

Bueno, pues paso a listar el estado huevil de mis queridas amigas, para tener bien localizada la situación a día de hoy.

Nápoles: con huevos.
Londres: con huevos.
Bogotá: nada.
Alcázar: con huevos.
París: con huevos.
Bilbao: nada.
Cracovia: nada.
Argel: con huevos.
Sidney: nada.
Marsella: con huevos.
Berlín: con huevos.
Lisboa: con huevos.
Berna: nada.
Rabat: nada.
Amsterdam: con huevos.
Dama: nada, y sigue hecha polvo.

Ni siquiera he probado a contar los huevos de cada una de ellas. Con los movimientos al bajar la caja del armario, lo primero que hacen es llevárselos a la parte del tapón del tubo, donde no puedo verlas. Así que me basta saber que tienen "un manojito". Esto significa, también, que las 7 que no tienen huevos es posible que hayan sido más rápidas y que, por lo tanto, algunas de ellas sí que hayan puesto sin yo saberlo ni percibirlo.

Ahora a esperar a ver si se los comen, como hizo Berlín con su primera puesta, si crecen, si desaparecen... Qué sé yo. De momento, y antes de viajar estas fiestas, cambiaré los algodones que vea un poco oscuritos y les daré la gotita de agua navideña correspondiente, para que puedan estar tranquilas y a oscuras por unas semanas.

seguimos.

En todo este tiempo, pocas novedades, pero haberlas, haylas:

Napoles tiene, además de sus huevitos, 2 larvas.
Amsterdam, además de sus huevitos, 3 larvas.

Olé!

Por otra parte, Dama, la que siempre pensé que duraría un telediario, sigue viva contra todo pronóstico, todavía con ese aspecto de morirse ya mismo y sin tres patas. Pero, y esto es lo que me sorprende, ha empezado a poner huevos. Fantástico por ella. Quizá si los huevos llegan a eclosionar y se rodea de nurses, quizá, pueda ser cuidada y sobrevivir como las otras 15 reinas.

Llevo bastante tiempo sin cambiar el algodón, pero no parece haber problemas: todo sigue limpio. Y el agua de los tubos de ensayo tarda muuuucho en desaparecer. Como parece que todo va bien, no hago nada, claro.

Seguiremos informando. Creo que ya es momento de hacerles algún afoto.

Bueno, pues tercer cambio de tubo de ensayo, y otra vez un show de horas en la mesa del comedor.

Como en las anteriores ocasiones, preparé los tubos nuevos con agua mineral, puse el algodón y los tumbé alineados, limpios y silenciosamente. Lo primero que hice fue trasladar a las reinas que no tenían huevos, con la clásica operación de "volquete". Un poco de correteo por la mesa y al final, al tubo nuevo y a la caja, a oscuras.

Luego me puse con las demás, las "madres". Como en anteriores ocasiones, alinié (qué raro me suena al verlo escrito) los nuevos tubos contra los viejos, dejando al descubierto estos y tapando aquellos, y esperé a que las reinas movieran sus huevos de uno a otro. En varios casos, fue así, pero en otros no. Después de varias horas de espera, decidí ser yo mismo quien moviera a las 6 reinas que faltaban y sus respectivos huevos. Otra vez, una odisea.

Como siempre, en el proceso me cepillé algunos huevos. Lo que hago es sacar la reina, esconderla debajo del tapón y luego, con las pinzas o con la jeringuilla, sacar muy lentamente los huevos, que suelen estar terriblemente pegados y pegajosos. Luego los meto en el tubo nuevo, después meto a la reina y al final, tapón y a la caja. Como digo, en el proceso chafé algunos huevos, y eso me dio pena. En el caso de las larvas fue más sencillo, porque no están pegajosas y simplemente hago "volquete".

Como dato fascinante, fue la primera vez que cogí una pupa con mis manos. Era como una especie de proyecto de hormiguita, blanquita, encogida e inerte. Me temblaba el pulso de la emoción.

Como dato extraño, Berlín, la cremas superponedora, hizo algo curioso. Ella tenía muchos huevos y varias larvas. Cuando la puse frente al tubo nuevo, hizo lo siguiente: colocó los huevos y larvas bajo el algodón del tubo viejo, muy escondidos, y ella se metió tranquilamente en el nuevo. Esperé unas horas y al final decidí que debía ser yo quien trasladara los huevos. Al haberlos escondido tanto, la verdad es que me costó y ella fue la gran damnificada: creo que maté más o menos un tercio de sus hijos, incluida una larva enorme. Ay, joder.

Por suerte, todo fue.
Ahora estan todas en tubos nuevos, limpios, con agua suficiente para dos meses y con algodones relucientes de puro blanco. En una semana las miraré y listaré su estado. Seguiremos informando. Abrazos a todos.