Su alteza pasó el invierno muy cómoda en su cámara real, el hormiguero estuvo dentro de la alacena todo el tiempo y esta se encuentra justo por encima del rincón donde ponemos la estufa, así que frío no pasó. Las obreras salieron rara vez a investigar, sólo cuando les dejé caer un mosquito (aquí hay tantos que hasta en invierno pululan por ahí, aunque son más escasos). Lentamente, conforme avanzó la primavera, las primeras obreras fueron muriendo mientras las sobrevivientes acomodaban los cadáveres fuera del hormiguero, en un rinconcito de la zona de forrejeo. Supongo que era tiempo de decir adiós para las más viejas.
Aproveché la inactividad de las obreras para limpiar los hongos que se acumularon en la superficie, raspé el yeso y apliqué té de manzanilla, luego les puse perlitas de jardinería por encima (algunas molidas), para que tuvieran material para tapar agujeros. Pronto descubrí que hice tanto ruido, que habían trasladado la cámara de la reina un nivel por debajo de donde estaba antes, y de todos modos considero que fue lo mejor, pues así está un poco más lejos de los hongos.
Durante las dos semanas previas a la navidad, las obreras empezaron a moverse un poco más y supe que sería buena idea darles un empujoncito de agua azucarada, les puse una gotita sobre un pedazo de material plástico de ese que viene debajo de las tapas del café (lo recomiendo porque es impermeable y fácil de limpiar, además no deja que crezca el hongo alrededor de la comida). Luego de eso, las obreras se mostraron mucho más activas, pero siguen siendo pocas. Pensé que debería agregar más proteína a la dieta del hormiguero, ¿Favorecería el desarrollo de más larvas?
No tiene mucho sentido adjuntar imágenes, porque poco o nada se ve realmente, pero aquí hay un par:
Esta es como luce el hormiguero después de la limpieza y la mudanza de su alteza. El pedacito de plástico rojo es para cubrir la cámara real, así la reina no resiente la luz al abrir la alacena.

Como pueden ver, no se ve nada


¡Saludos!