
Ver resumen del artículo:
http://www.sciencemag.org/cgi/content/s ... 9/5860/192
El equipo de Palmer ha trabajado durante 10 años en Kenia con dos grupos de acacias. A unas no podían acceder las jirafas y elefantes y a las otras sí. Las acacias a las que no accedieron los herbívoros tenían el doble de posibilidad de morir respecto a las que estaban libres. La explicación a la que han llegado es de aquellas que hacen que cada vez te maravilles más de la Naturaleza:
Las acacias "protegidas", al no estar bajo la presión de las jirafas y los elefantes, y no estar mordisqueadas constantemente, generan menos espinas y producen menos néctar, que son el alojamiento y recompensa de la hormiga Crematogaster mimosae, que va a menos. Paradójicamente, una de las funciones de esta hormiga, además de luchar contra todo bicho viviente que pulule por allí, es la de defender "en lo que se pueda" a la acacia cuando se acercan los herbívoros. Estas hormigas, al fallarles el alimento del néctar y el cobijo adecuado de unas buenas espinas, van cediendo el paso a otras hormigas menos útiles para el árbol pues se alimentan de él, y además una de ellas, la Crematogaster nigriceps, facilita la presencia de un escarabajo que se alimenta de la madera del árbol, a cambio de usar sus galerías. Estas acacias quedan finalmente infestadas de escarabajos. Total, que las acacias "protegidas de los herbívoros" crecen menos y mueren antes que las que se encuentran libres en el campo y que basan su buena salud precisamente en dejarse comer por las jirafas y elefantes, pero sin pasarse, "¡que tengo la C. mimosae!") deben decir... ¡Toma del frasco carrasco!

Podéis leer esta explicación con más detalle en la página 45 de "Ciencia" de El Mundo del 11 de enero de 2008.