
La sorpresa mayúscula vino al leer una descripción precisa del comportamiento de uso de instrumentos en la hormiga Formica pratensis –en nido artificial– para el transporte de alimentos líquidos, descripción que se adelantaba en unos 70 años a la que darían varios científicos a partir de los años setenta del siglo XX.

El literato especifica a pie de página, en relación con dicha observación, que se trata de “experiencias del autor”. De confirmarse, estaríamos ante un notable descubrimiento: la ampliación del uso de instrumentos en las hormigas a la subfamilia Formicinae. A día de hoy sólo se conoce en 6 especies del género Aphaenogaster, una Pogonomyrmex y una Solenopsis, todas de la subfamilia Myrmicinae. Así las cosas, me dirigí este verano a Almazán, Soria, con el propósito de realizar experimentos con Formica pratensis.
Localicé varios nidos cerca del pueblo, junto al río Duero. Durante dos semanas coloqué miel de varias densidades sobre distintos soportes y a diversas distancias del nido. Hice los experimentos por la mañana, a mediodía y por la tarde.
Formica pratensis es muy aficionada a visitar a los homópteros para obtener su excreción azucarada, como puede verse en este grupo que estaba sobre un cardo:

Comencé las pruebas poniendo miel sobre una superficie rocosa muy cerca de uno de los nidos:

Después empleé cuadrados de cartón y recipientes triangulares de pasta en los que depositaba unos 5 cm cúbicos de miel:


Pronto comenzaban a beber del líquido en número abundante y de manera ininterrumpida:


Era frecuente el ahogamiento de algunas de las obreras:

En unas 30 horas la miel desaparecía completamente de los soportes y recipientes. En el caso de los cartones era sorprendente la limpieza completa de su superficie tras haberse alimentado de la miel que había encima:


En los experimentos llevados a cabo durante las dos semanas, las hormigas nunca colocaron ningún objeto (granos de tierra, palitos u hojas) sobre la miel. Por tanto, la observación de Zahonero no pudo ser confirmada.

El autor de este relato durante uno de los experimentos, fotografiado por su hija.
¿Podía haber un error en la determinación de la especie? ¿Faltaría algún factor clave necesario para estimular el comportamiento de uso de instrumentos en Formica pratensis? La bibliografía sobre este tema nos habla de dependencia de la distancia al nido, del momento del ciclo de la colonia, del alimento previo obtenido, del tipo de sustancia -alimenticia o no- a cubrir, de las diferentes condiciones en medios naturales o en nidos artificiales, etc. Y continúa la controversia sobre si estamos ante un verdadero comportamiento de uso de herramientas, especialmente teniendo en cuenta la vieja observación sobre la conducta generalizada en muchas especies de cubrir con objetos diversos las sustancias líquidas o pegajosas. Así, W. M. Wheeler, en sus investigaciones sobre colonias mixtas a principios del siglo XX, decía:
“…El aislamiento dio lugar a otro tipo de comportamiento común a todas las hormigas que conozco, excepto Polyergus, y que nunca presentaron las Leptothorax mientras estaban asociadas con las Myrmica. Me refiero al hábito de recoger hormigas hermanas muertas, pequeñas partículas de tierra, etc. y depositarlas sobre el alimento líquido del comedero.”
Hace poco observé como Tetramorium sp. llegaba a depositar hasta 100 pequeñas piedras sobre una gota de miel puesta en un trozo de cartón, bebiendo la miel pero sin transportar al nido ni una sola de las piedras colocadas sobre la gota:

(Curiosamente conocemos desde hace poco que precisamente algunas especies de Tetramorium arrojan piedras al interior de los nidos de ciertas abejas parásitas, que pueden quedar así bloqueados).
Se sabe que las Dorylus africanas, antes de trocear las babosas, la cubren extensamente con granos de tierra que absorben la mucosidad de su superficie:
Messor barbarus, en nidos artificiales, cubre tanto gotas de miel como de vaselina, de acuerdo con los experimentos realizados por mi amigo Julián Hontanilla. Como puede apreciarse en las fotos siguientes, a los dos días cubrieron la miel y a los cuatro días la vaselina. Los objetos sobre la miel nunca fueron transportados al interior del nido:

El “caso Zahonero” añade nueva incertidumbre a esta conducta singularísima de las hormigas. El uso de instrumentos, extendido en bastantes vertebrados, espera todavía una explicación suficiente y evolutiva en el mundo de los insectos.